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especialmente cuando se trataba de un sermón. Juan
era tan minucioso en corregir, que los compañeros
le llamaban el rabino de la gramática. Pero sobre
todo se advertía ya en él su reserva en todo lo
que se refería a la modestia. Se leyó un día en
aquel círculo literario no sé qué composición, en
la cual se nombraban ((**It1.446**)) por dos
veces y en términos generales personas de otro
sexo con algún epíteto laudatorio. Al preguntarle
a Juan su opinión, primero se quedó pensativo y
después dijo: -Todo muy hermoso, pero se nombra
dos veces a las mujeres con expresiones que
desdicen por completo de un clérigo-.El autor de
aquella composición llegó a sacerdote y tuvo la
desgracia de hacerse <> 1.
En estos ejercicios y estudios pasaba
tranquilamente el año. Seguía además Juan
atendiendo a los compañeros enfermos, lo que hizo
durante todo su tiempo de seminarista. Tuvo así
ocasión de preguntar a los médicos y adquirir
conocimiento de los síntomas, proceso y fases de
muchas enfermedades y de las curas necesarias
según los casos, y además proveer y preparar los
remedios prescritos; conocimiento y práctica que
un día le serían útiles para su futura misión.
Prueba de este conocimiento es el hecho
siguiente. Un día fue a visitarle un médico que
tenía un hijo enfermo. Don Bosco empezó a hablar
de diversas clases de enfermedades y pedía algunas
explicaciones al doctor. -Pero usted, exclamó al
llegar a cierto punto el médico, ha ejercido la
medicina antes de ser sacerdote?-
-No, respondió don Bosco; hago estas preguntas
para instruirme.
-Pero es que esas preguntas no puede hacerlas
más que uno que haya estudiado medicina...
Al acabar el curso Juan volvió a casa de su
madre. Solamente dos eran los amigos que durante
las vacaciones iban a casa de Bosco: el
seminarista Giacomelli de Avigliana, que
pernoctaba allí mismo y, con más frecuencia Luis
Comollo, que se marchaba por la tarde y a quien
Juan devolvía muchas veces la visita ((**It1.447**)). Eran
también frecuentes las cartas que se escribían
entre sí. Margarita, sabedora de la importancia de
las buenas amistades, hacía cuanto podía para
proporcionarles una acogida cordial y espléndida.
Eran días de fiesta que dejaban el deseo de
repetirse. -íQuiero hacer honor a mi Juan!-,
exclamaba la buena madre.
1 Fue una secta surgida en Alemania, cuyas
filas se engrosaron con los opositores del
Concilio Vaticano I. (N. del T.)
(**Es1.359**))
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