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((**Es1.359**) especialmente cuando se trataba de un sermón. Juan era tan minucioso en corregir, que los compañeros le llamaban el rabino de la gramática. Pero sobre todo se advertía ya en él su reserva en todo lo que se refería a la modestia. Se leyó un día en aquel círculo literario no sé qué composición, en la cual se nombraban ((**It1.446**)) por dos veces y en términos generales personas de otro sexo con algún epíteto laudatorio. Al preguntarle a Juan su opinión, primero se quedó pensativo y después dijo: -Todo muy hermoso, pero se nombra dos veces a las mujeres con expresiones que desdicen por completo de un clérigo-.El autor de aquella composición llegó a sacerdote y tuvo la desgracia de hacerse <> 1. En estos ejercicios y estudios pasaba tranquilamente el año. Seguía además Juan atendiendo a los compañeros enfermos, lo que hizo durante todo su tiempo de seminarista. Tuvo así ocasión de preguntar a los médicos y adquirir conocimiento de los síntomas, proceso y fases de muchas enfermedades y de las curas necesarias según los casos, y además proveer y preparar los remedios prescritos; conocimiento y práctica que un día le serían útiles para su futura misión. Prueba de este conocimiento es el hecho siguiente. Un día fue a visitarle un médico que tenía un hijo enfermo. Don Bosco empezó a hablar de diversas clases de enfermedades y pedía algunas explicaciones al doctor. -Pero usted, exclamó al llegar a cierto punto el médico, ha ejercido la medicina antes de ser sacerdote?- -No, respondió don Bosco; hago estas preguntas para instruirme. -Pero es que esas preguntas no puede hacerlas más que uno que haya estudiado medicina... Al acabar el curso Juan volvió a casa de su madre. Solamente dos eran los amigos que durante las vacaciones iban a casa de Bosco: el seminarista Giacomelli de Avigliana, que pernoctaba allí mismo y, con más frecuencia Luis Comollo, que se marchaba por la tarde y a quien Juan devolvía muchas veces la visita ((**It1.447**)). Eran también frecuentes las cartas que se escribían entre sí. Margarita, sabedora de la importancia de las buenas amistades, hacía cuanto podía para proporcionarles una acogida cordial y espléndida. Eran días de fiesta que dejaban el deseo de repetirse. -íQuiero hacer honor a mi Juan!-, exclamaba la buena madre. 1 Fue una secta surgida en Alemania, cuyas filas se engrosaron con los opositores del Concilio Vaticano I. (N. del T.) (**Es1.359**))
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