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las almas extraviadas al buen camino, a la virtud,
a Dios. -Aquel año, el señor Luis le compró un
sombrero nuevo, porque el que le regaló el señor
Pescarmona estaba ya bastante estropeado; y la
señora Dorotea, que le quería como si fuera su
hijo, le regaló unos pares de medias que ella
misma había hecho, regalo que repetía cada año. En
la granja Moglia salía el nombre de Bosco en todas
las conversaciones. Sabían que en el seminario era
muy distinguido y estimado por los superiores; y
el párroco de Moncucco teólogo Cottino, que iba de
vez en cuando a visitar a aquellos propietarios,
les llevaba noticias de Juan, y gozaba al ver la
alegría que ellas les proporcionaban. Por su
parte, Juan no perdía ocasión para manifestar su
afecto y su reconocimiento a aquella familia,
tanto que el mismo maestro don Nicolás Moglia,
beneficiado de Castelnuovo, decía que estaba
encantado del gran afecto que le demostraba su
antiguo discípulo.
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