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indicaciones, sino que continuarán a intervalos
hasta cumplirse la obra de Dios. Podrán, acaso,
llamarse juegos de la fantasía estos sueños? Y una
prueba de que Juan Bosco contaba con la
complacencia de Dios, y que ya, desde aquellos
tiempos, no le faltaba la protección de la Virgen
Santísima en cualquier ocasión que a Ella
recurriera, es el hecho siguiente. El término
municipal de Castelnuovo era frecuentemente
devastado por los temporales, que durante diez
años seguidos habían destruido completamente la
cosecha de uva. La familia Turco se lamentaba de
ello con el seminarista Bosco, y él respondió con
humilde seguridad: -Mientras yo esté aquí en la
Renenta no tengáis miedo; no descargará el
temporal: recemos a la Virgen y Ella nos
protegerá. -Y en efecto, desde entonces, durante
cierto número de años, no hubo más granizadas.
Parecía que la presencia de Juan por aquellos
lugares llevase la bendición. Así lo afirmaba José
Turco.
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