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((**Es1.309**) desayuno, quedándose en ayunas a una edad en la que tan viva se siente la necesidad de nutrirse, con tal de poder alimentarse con las carnes ((**It1.379**)) inmaculadas de Jesús Sacramentado. Su confesor, durante todo el tiempo que vivió en el seminario fue el canónigo Maloria, que ya lo había sido antes durante los años del gimnasio. Juan se había impuesto la obligación de no perder ni un minuto de tiempo, y no se conformaba con las horas de clase y estudio para las materias filosóficas. <((**It1.380**)) debía aportar cada cual la solución de la dificultad de que se había hecho cargo>>. Pero esto no bastaba para colmar las ansias que Juan sentía por adquirir siempre nuevos conocimientos. Era siempre el primero en levantarse de la cama;a toda prisa se vestía, se lavaba, arreglaba la cama y ponía en orden sus cosas, conforme prescribía el reglamento; después se retiraba al vano de una ventana y leía durante casi un cuarto de hora algún libro, hasta que sonaba la campana para bajar a la capilla. Por más voluminoso que fuese el libro que llevaba entre manos no lo cambiaba por otro hasta haberlo leído entero. Ponía en ello toda su atención, ya que, no leía sólo por gusto o curiosidad, sino para aprender y retener en la memoria. Hasta el prólogo e introducción (**Es1.309**))
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