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((**Es1.302**) que desde este momento empiece una vida nueva, toda según vuestro divino querer, y que la justicia y la santidad sean el objeto constante de mis pensamientos, de mis palabras y de mis obras. Así sea. Oh María, sed mi salvación-. <>-Por eso me han invitado a mí; ven tú también conmigo. >>-Yo no sé portarme decorosamente en esas fiestas; si me lo permite, me quedo en la casa parroquial a comer. >>-Pero si aquí en casa, ni siquiera se enciende el fuego; estamos todos invitados. >>-Pues yo iré a mi casa a comer con mi familia. >>-Tu casa está muy lejos, y además tu familia no te espera. Ea, vamos; te llevo, además, porque habrá que ayudar a la bendición y siempre habrá que hacer algo en la sacristía y en la iglesia. >>Fui, pues, para no disgustar al párroco, que tanto me quería, pero de mala gana, porque sabía que en el bullicio y en los grandes festines siempre hay peligro de ofender a Dios. Asistí a las funciones de la capilla, fui a la comida: vi todo lo que se acostumbra hacer en semejantes fiestas; pero para mí aquél fue un día de disgusto. >>Mi párroco se dio cuenta de ello y, al volver a casa, me preguntó por qué en un día de alegría general me había mostrado yo tan retraído y pensativo. Respondí con toda sinceridad que la función, celebrada por la mañana en la iglesia no concordaba ni en género, ni en número, ni en caso con lo de la tarde. -Es más, añadí: el haber visto sacerdotes haciendo el bufón en medio de los convidados, y un tanto alegrillos por el vino, casi ha hecho nacer en mí aversión hacia la vocación. Si supiera que habría de ser un sacerdote de ésos prefería (**Es1.302**))
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