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para tener contenta ((**It1.360**)) a mamá.
Deseábamos que Juan Bosco tuviese un concepto
bueno y favorable de nosotras. Y, sin embargo, él
no nos trataba ni nos dirigía la palabra, nada más
que cuando era imprescindible. Nuestro padre,
hombre de leyes y tribunales, repitió varias veces
en familia que no sabía qué más podía desear en el
estudiante Bosco. Veía en él todas las virtudes,
aplicación, criterio, religiosidad y amor sincero
por el bienestar social>>.
Una virtud singular de Juan, de la que apenas
si hemos hecho mención y que atraía la admiración
de todos, era su mortificación en la comida,
especialmente cuando era invitado por alguna
familia de Chieri o un párroco. Su comida
ordinaria era muy parca y a veces insuficiente:
pan, menestra y, en ocasiones un poco de fruta.
Parece natural que, dada la ocasión de satisfacer
la necesidad y el gusto, no logre un pobre
mantenerse dentro de ciertos límites y, por lo
mismo, se muestre goloso y descomedido. Juan no
era así. La privación era para él una virtud
voluntaria. La curiosidad de los huéspedes no
descubría en su porte desenvuelto, pero reservado,
nada digno de censura. Parecía no darse cuenta de
si la comida era abundante o escasa. No empezaba a
comer, si antes no habían empezado los otros, y se
servía frugalmente de cuanto le presentaban.
Terminaba su plato antes que los demás. Guardaba
respetuoso silencio: no interrumpía al que
hablaba; si le preguntaban, respondía con una
amabilidad y gracia que era la alegría de los
comensales. Y íasí se mantuvo desde la niñez hasta
la edad más avanzada! Parecía que hubiera grabado
en su corazón las advertencias del Eclesiástico:
<((**It1.361**)) No
abras hacia ella tus fauces. Recuerda que es cosa
mala tener un ojo ávido. Donde mire tu huésped, no
extiendas tú la mano. Juzga al prójimo como a ti
mismo. Come, como hombre educado lo que tienes
delante, no te muestres glotón para no hacerte
odioso. Termina el primero por educación, no seas
insaciable, y no tendrás tropiezo. Si te has
sentado a la mesa en medio de muchos no alargues
tu mano antes que ellos. íQué poco le basta a un
hombre bien educado! y luego en el lecho no
resuella. A vientre moderado sueño saludable.
Insomnio, vómitos y cólicos le esperan al hombre
insaciable. El sueño saludable es para el hombre
parco: éste duerme hasta la mañana, y con esto su
alma quedará alegre>>.1
Estábamos en el mes de junio. La caridad, la
paciencia, los buenos modos del profesor Juan
Bosco con los alumnos, su empeño
1 Eclesiástico, XXXL, 12 y sigs.
(**Es1.295**))
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