((**Es1.279**)
En efecto, nunca se le vio a él, finísimo por
naturaleza, renir con ningún compañero, antes al
contrario siempre respondía con paciencia y
afabilidad a las injurias y a las burlas. ((**It1.338**))
Admirado de la caridad de mi amigo me puse en sus
manos, dejándome guiar adonde quería y como
quería. De acuerdo con mi amigo Garigliano, íbamos
juntos a confesar y comulgar; a hacer la
meditación, la lectura espiritual, la visita al
Santísimo y a ayudar la santa misa. Sabía
insinuarse con tanta bondad, dulzura y cortesía,
que era imposible rechazar sus invitaciones>>. Es
ciertamente verdadero que <>.1
<>Le preguntaba un día por los monumentos más
importantes de Chieri, y, al ver que carecía
totalmente de información, le dije: -Son muchos
los que vienen de lejos para verlos, y tú, que
vives en Chieri, no piensas ni siquiera en
visitarlos. -Ay, amigo, me respondió bromeando; lo
que no sirve para mañana, no me apresuro a
buscarlo hoy; -dándome a entender con ello que si
aquellas curiosidades hubieran contribuido a la
felicidad eterna, que constituía su mañana,
ciertamente no las habría descuidado.
>>Volvíamos de paseo un día de vacación.
Atravesábamos Chieri. Al llegar a la plaza llamada
del Piano, nos encontramos ((**It1.339**)) un
saltimbanqui, que entretenía con sus juegos a los
despreocupados y ociosos. Dos de éstos dijeron a
Comollo: -Mira un momento; íescucha qué cosas más
bonitas dice!, íhace reír la mar! - Comollo,
cortando por lo sano, se despidió de los
desaprensivos amigos, diciendo: -Ese dirá diez
palabras que os harán reír, pero la undécima será
mala y os servirá de escándalo; además, mi tío me
ha recomendado que no me pare nunca donde hay
charlatanes, saltimbanquis u otro espectáculos
públicos; porque según él me decía: a esos lugares
puede uno ir con el alma limpia, pero será un
milagro que vuelva de ellos como fue>>.
Esta última anécdota, que el mismo don Bosco
dejó escrita en su
1 Prov., XXVII, 9.
(**Es1.279**))
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