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encargado, tengo que anotar el precio en el libro
de cuentas. Entonces pienso para mis adentros:
-Quién sabe si el precio que yo apunto será el
mismo que anota el Señor? Si apunto de más, no
será ello causa de mi condenación? Por eso lo
pongo todo un veinte por ciento más barato que en
los otros talleres.
Su amistad con don Bosco encendía su celo para
ayudarle cuanto podía en sus obras e iba con
frecuencia a visitarle al Oratorio. En los
priemros tiempos no se hubieran ((**It1.307**))
conocido en Castelnuovo las Lecturas Católicas, de
haberse ocupado de distribuirlas solamente los
encargados de ello. Pero Savio, simple artesano,
con un negocio de tres al cuarto, que se ganaba el
pan con su trabajo, de tan escasa instrucción que
apenas sí sabía anotar sus cuentas, recibía las
Lecturas Católicas, las llevaba de acá para allá,
hasta otros pueblos, sin reparar en viajes y
molestias y, muchas veces, ni en gastos.
Hasta aquí don Ruffino. Siempre será verdad que
los instrumentos más generosos en las manos de
Dios para promover su gloria, son los pobres de
espíritu, las almas sencillas y los corazones
sinceros.
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