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duda de si los exámenes finales de tercer curso
los sufrió Juan antes o después de las vacaciones
de este año. A la vista tengo el certificado del
curso 1832-33, en el cual, con fecha 5 de
noviembre de 1832, leo que Juan se examinó y
((**It1.272**)) fue
promovido in albo studiosorum grammaticae. Es ésta
la fecha del examen o simplemente la del día del
certificado?
Sea como fuere, Juan, que había repasado a
otros las lecciones hasta alcanzar el aprobado,
sentía la necesidad de que maestros bien impuestos
en las materias del tercer curso le ayudasen a él
a repasarlas durante los dos meses y medio de
vacaciones otoñales. Manifestó el plan a su madre
y, después de asegurarse hospedaje en la Serra de
Buttigliera, se presentó al teólogo José
Vaccarino, párroco de Burrigliera de Asti,
rogándole tuviera a bien ayudarle a traducir
concienzudamente los autores latinos. Don
Vaccarino, todavía muy joven, había tomado
posesión de la parroquia el 5 de febreo de aquel
año 1832; y por tanto, el trabajo del nuevo campo
apostólico, el deseo de aprovecharse de la
experiencia de los demás, entreteniéndose
largamente con los párrrocos vecinos, y la
necesidad de perfeccionar sus estudios, le
decidieron a rehusar su ayuda. Hablando más tarde
con don Gamba de su parroquia exclamaba: -Si
entonces hubiera yo podido prever los designios de
la divina Providencia sobre aquel muchacho,
ciertamente hubiera aceptado el grato encargo, aun
a costa de cualquier sacrificio, sin preocuparme
de mis estudios ni de ninguna otra cosa, para
poder decir: íTuve la fortuna de ser maestro de
don Bosco!
Rota sus ilusiones, volvió Juan a la granja de
Susambrino y allí solito procuraba ir resolviendo
con su inteligencia las dificultades de los libros
de texto. Un día, pasaba don Dassano por el valle
cercano y le vio guardando dos vacas y con el
libro de un autor clásico latino en la mano. Ya le
habían dicho que Juan buscaba alguien que le
ayudara a repasar. Se detuvo, le hizo algunas
preguntas ((**It1.273**)) sobre
sus estudios; quiso que le leyera un trozo en alta
voz, y quedó admirado de su exacta pronunciación y
del modo desenvuelto e inteligente con que
recorría aquella página. Se acercó sin decir más a
Margarita y añadió: -Que venga Juan a la parroquia
y ya nos entenderemos. -A la mañana siguiente se
apresuró Margarita a aprovechar la invitación del
cura párroco. Este, queriendo probar la capacidad
de Juan, le sañaló unas páginas de un libro para
que las aprendiera de memoria, diciéndole que
volviera después de cierto número de días para
recitárselas. Juan se retiró y unas horas después,
se presentó de nuevo en casa del cura. Extrañado
don Dassano,
(**Es1.231**))
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