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CAPITULO XXVIII
JUAN VA A CHIERI -BUENOS PROFESORES -LOS TRES
PRIMEROS CURSOS -ANECDOTAS DIFICILES DE EXPLICAR.
JUAN había superado la prueba, a la que quiso
someterle la bondad del Señor. Había cambiado
varias veces de morada: Morialdo, Capriglio,
Moncucco, Castelnuovo; había tenido oportunidad de
estudiar las inclinaciones, defectos y costumbres
de los muchachos en las granjas solitarias y en
las aldeas, en los pueblecitos y en las grandes
villas. Ahora se dirigía a una ciudad, donde
multitud de chicos estudiantes y artesanos le
darían ocasión de observar y conocer cada vez
mejor el campo que deberá cultivar un día. íLargo
y escabroso es el camino, pero qué abundante en
frutos! <>.
Pero Juan tenía que pasar todavía por las
angustias, dificultades, peligros y privaciones
del estudiante ((**It1.248**)) para
saber animar, ayudar, compadecer, proveer y
consolar a los que como él deben llegar al
sacerdocio, subiendo sin desaliento una senda
sembrada de cruces. La vida de los estudiantes de
aquellos tiempos no era tan fácil como lo es en
nuestros días, en que abundan colegios y
residencias, donde los jóvenes de talento y buena
voluntad encuentran fácilmente hospedaje y
manutención gratuita o semigratuita. Por otra
parte, la falta de mercados limitaba los bienes de
fortuna de los padres. Por eso, el primer
pensamiento de la gente del campo, cuyos hijos
deseaban ser sacerdotes o emprender una carrera,
era encontrar un sitio donde colocarlos. A lo
mejor se juntaban dos o tres en la misma
habitación, en casa de alguién que se cuidara de
vigilarlos; ordinariamente
1 Eclesiástico, XXXIV, 9-10.
(**Es1.211**))
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