((**Es1.19**)((**It1.1**))
CAPITULO I
GUERRA DE LAS SECTAS CONTRA EL
PAPADO.
Antes de iniciar la narración de las preclaras
gestas de don Juan Bosco, me parece oportuno dar
una ojeada a los acontecimientos que atormentaron
a Europa, a fines del siglo XVIII y en la primera
mitad del siglo XIX. Todos ellos pueden resumirse
en una frase: <>. Los Príncipes
protestantes, enriquecidos con los despojos de la
Iglesia, dueños de naciones que habían apostatado
de la verdadera religión, usurpadores de la
supremacía espiritual, se obstinaban en orgullosa
rebelión contra el Vicario de Jesucristo. Los
Príncipes católicos, reacios a una autoridad que
espiritualmente tenía jurisdicción sobre ellos,
pretendían, a toda costa, que el Papa traicionase
sus deberes para someterse a su predominio. La
masonería, mientras tanto, movida por el espíritu
de Satanás, y contando con sus adeptos judíos,
protestantes y católicos renegados, había jurado
borrar de la tierra el reino y el nombre de
Jesucristo. Y el medio más seguro para conseguirlo
((**It1.2**))
creía que había de ser arrebatar al Pontífice de
Roma su poder temporal para
atar así su libertad y mermar, en todo lo posible,
su acción social.
Dispuesta a traicionar a príncipes y naciones,
logró atraer a sus planes, o introducir en los
gabinetes de los soberanos, a pérfidos consejeros
que despertasen contra Roma las envidias
adormecidas y las avivasen más y más donde estaban
ya encendidas. Y la historia nos dice que lo
consiguieron fatalmente, a pesar de que el padre
de los fieles con la afabilidad del buen pastor y
consejos llenos de bondad, trató de apartar a los
reyes del camino que los habría de llevar a la
perdición.
Pero llegó el momento en que una parte del
pueblo, corrompida
y sin religión, se sintió más fuerte que los reyes
que le habían dado(**Es1.19**))
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