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invierno, cuando no se podía trabajar en el campo,
en los días de lluvia,
los domingos y fiestas, los reunía a todos por la
tarde. Subían al henil, se sentaban en
semicírculo, y Juan, colocado sobre un montón más
alto, les daba catecismo, les repetía lo que había
oído desde el púlpito de la iglesia parroquial,
les contaba algún buen ejemplo, les enseñaba a
rezar el rosario, las letanías de la Virgen y a
cantar una letrilla sagrada: en una palabra,
comunicaba a sus compañeros todo lo que él sabía.
Preguntándole la dueña por qué escogía aquel sitio
para sus reuniones, respondía: -íPorque allí ni
vosotros nos estorbáis, ni nosotros os estorbamos!
- Pero no quería de ningún modo que asistieran las
niñas. En la ((**It1.200**))
primavera y en los días serenos se juntaban todos
a la sombra de un moral. Las madres de familia se
consideraban dichosas al poder confiarle sus
hijos, lo mismo cuando se veían en la necesidad de
alejarse de casa, que cuando no podían
acompañarlos a la parroquia. El aceptaba de buen
grado su invitación y prodigaba a sus protegidos
todas las muestras de afecto, con caricias y
regalitos apropiados a su tierna edad, mostrándose
muy ajeno de hacer lo mismo con las niñas.
Mientras tanto, seguía viva y ardía en él una
sed de estudiar, que no podía calmar. Doquiera
iba, llevaba consigo un paquete de libros que
trataban de religión y la gramática que le había
dado don Calosso. En casa, apenas tenía un momento
libre de ocupaciones, volvía sin demora a la
lectura. Cuando iba delante del arado, sostenía
con la derecha el ronzal de la yunta de bueyes y
llevaba en la izquierda un libro abierto, a cuyas
páginas daba de vez en cuando una mirada. Un día
le preguntó el amo por qué tenía tanta afición a
los libros.
- íPorque tengo que ser sacerdote!, respondió
Juan.
- Tú sacerdote?, decían los de casa a su
afirmación muchas veces
repetida. No sabes que para estudiar se requieren
nueve o diez mil liras? Dónde las encontrarás?
íVaya, vaya!, seguían diciéndole, mientras
colocaban las manos sobre sus hombros y le
golpeaban cariñosamente: ísi no llegas a ser don
Bosco serás son Bocc! 1
- íYa lo veréis! añadía Juan.
Ana Moglia, otra hermana del señor Luis, de
unos dieciocho años, al verle tan persuadido de
esta idea, le dijo varias veces: -Pero si eres
pobre, cómo vas a hacer para dedicarte a los
estudios sin dinero?
//1 <>: es una palabra piamontesa que
tiene cierto parecido fonético con otras, y
significa algo así como <> (N.
del T.)//
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