((**Es1.168**)
ajena durante casi dos años: y era de tal
condición que sentía todo el
peso de esta humillación. Deseaba con toda su alma
dedicarse a los
estudios; y durante cuatro años, no sólo
encontrará cerrados todos los caminos, sino que
hasta inesperados acontecimientos le arrebatarán
bruscamente toda sonrisa de esperanza. Qué será de
él? íHe ahí su miedo! Cómo adquirir la ciencia,
según el mandato de Jesucristo en el sueño?
<((**It1.191**)) ni se
pondrán a explicar parábolas>>. Pues bien, contra
toda previsión humana, éste era precisamente el
camino que Juan debía recorrer para prepararse a
su múltiple futura misión.
Margarita, viendo que la oposición de Antonio
era cada vez más ruda y continua, se determinó a
enviar a trabajar por algún tiempo, en casa de
personas conocidas, al que era la causa inocente
de aquella disensión; y si éstas no le recibían,
ya ella había pensado en la granja de los Moglia
en Moncucco, lugar a dos millas de Chieri. Los
señores de la granja Moglia no conocían a
Margarita más que de fama. Los Moglia eran ricos;
los Bosco, en cambio, eran pobres. Pero,
Margarita, alentada por el espíritu cristiano que
adornaba a todos los de aquella casa y por
pertenecer la dueña a la familia de los Filippelli
de Castelnuovo, no dudó en su intento. Llamando a
Juan, le dio instrucciones necesarias, con aquel
cariño con que un día Rebeca despedía a Jacob a
punto de partir para Caldea. Margarita envió a su
hijo sin más recomendación que la de confiarlo a
su ángel custodio.
Era el mes de febrero de 1828. Juan se alejabaa
de la casa materna con su hatillo al hombro, con
unas camisas y unos libros de religión, que le
había regalado don Calosso. El aire frío y el
suelo cubierto de nieve aumentaban la tristeza de
sus pensamientos. Poco podía esperar en adelante
de su casa, dada la terquedad del hermanastro, que
había prohibido a Margarita enviarle absolutamente
nada. Había de buscar trabajo para ganarse el pan
con el sudor de su frente y sin el consuelo de ver
a su lado a la madre a quien amaba con todo su
corazón. ((**It1.192**))
Parece que ya antes había dirigido sus pasos al
caserío Serra de
Buttigliera de Asti, donde le acogieron y
hospedaron con sincera
//1 Eclesiástico, XXXVIII, 25.//
(**Es1.168**))
<Anterior: 1. 167><Siguiente: 1. 169>