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CAPITULO XXI
LA ESCUELA DE MORIALDO-EL CLERIGO JOSE CAFASSO -SU
ENCUENTRO CON JUAN -EL HERMANO ANTONIO PROHIBE A
JUAN CONTINUAR LOS ESTUDIOS
LLEGO el otoño, pero aún no habían comenzado las
clases de Juan. Don Calosso estaba impaciente. Un
día se encontró con el muchacho y le preguntó:
-Qué sucede? Todavía no te pone tu madre a
estudiar?
- íAy!, siguen las dificultades: mi hermano
mayor no quiere.
- Cómo? Quiéralo él o no, yo quiero que
estudies. Ven mañana con tus libros a mi casa: yo
te daré clase.
Juan se puso en seguida en manos de don
Calosso, que, como ya sabemos, sólo hacía unos
meses que había llegado a la capellanía de
Morialdo. Juan le tomó tanto afecto que se le dio
a conocer por entero tal como era. Le manifestaba
con naturalidad sus deseos, sus pensamientos y sus
acciones. Esto agradó mucho al buen sacerdote, que
así le podía guiar, con mayor conocimiento de la
realidad, en lo espiritual y en lo temporal. Véase
de qué manera recuerda don Bosco las ventajas
provenientes de esta dirección: <((**It1.182**)) del
alma, pues hasta entonces no lo había tenido. Me
prohibió en seguida, entre otras cosas, una
penitencia que yo acostumbraba a hacer y que no
era proporcionada a mi edad y condición. Me animó
a frecuentar la confesión y comunión, y me enseñó
a hacer cada día una breve meditación y
un poco de lectura espiritual. Los domingos pasaba
con él todo el tiempo que podía. Durante la
semana, siempre que me era posible, iba a ayudarle
la santa misa. De este modo comencé a gustar la
vida espiritual, ya que hasta entonces obraba más
bien materialmente y como las máquinas, que hacen
las cosas sin saber por qué>>.
Por aquellos mismos días un suceso doloroso
apenó grandemente
(**Es1.161**))
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