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CAPITULO XVI
EFECTOS DEL PRIMER SUEÑO -PROGRESOS DE LA
INTELIGENCIA Y MEMORIA DE JUAN -SU ROBUSTEZ Y
FUERZA PRODIGIOSA -ALGUNAS ANECDOTAS
UNA voz dulcísima había dicho a Juan en el sueño:
-íHazte humilde, fuerte y robusto! -Era una
bendición que abarcaba a todo el hombre. En
efecto, <> 1.
Ciertamente Juan podía y debía, con ayuda de la
gracia divina, adquirir la humildad, que da paz y
perseverancia en la virtud; pero no estaba en su
mano poder conseguir la fuerza y robustez de la
mente, enriquecida con el talento y con una
memoria feliz, ni el vigor de la salud y la fuerza
de sus miembros. Y, sin embargo, también de esto
tenía necesidad para poder adquirir los
variadísimos conocimientos que le eran ((**It1.130**))
indispensables y para poder resistir, sin agotarse
demasiado pronto, los trabajos que la divina
Providencia le tenía preparados. Por esto nos
parece que aquella voz no sólo contenía un
consejo, sino que implicaba a la vez la donación
de un señalado favor. Y reservando para otros
capítulos el tratar del ingenio y la memoria de
nuestro Juan, ya adelantamos aquí que solía él ir
con sumo gusto a las plátivas y sermones en San
Pedro o en otras capillas de las aldeas, en la
parroquia de Buttigliera y de Capriglio, y al
volver a casa, repetía literalmente a su madre y a
sus hermanos cuanto había dicho el orador sagrado;
y hasta los vecinos se reunían a su alrededor,
admirando su gran memoria e inteligencia.
En cuanto al cuerpo, sólo con mirar a Juan se
veía que las palabras
//1 Eclesiástico, XXX, 14-16. //
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